San Mateo.- Como cada 21 septiembre desde 1715 los habitantes de la capital del municipio Libertad, en la zona centro de Anzoátegui, celebraron el día de su patrono San Mateo Apóstol y los 309 años de la ciudad fundada con su nombre.
Tan importante fecha que movilizó a todo un pueblo, inició con la solemnidad en honor al santo evangelista, oficiada por el obispo de la Diócesis de Barcelona Monseñor Jorge Aníbal Quintero, acompañado por una representación del clero que hace vida en la entidad.
En su homilía el obispo destacó la vida y obra de San Mateo, quien luego de llevar una etiqueta de “mala persona”, atendió el llamado de Cristo, se convirtió en apóstol y escribió su evangelio.
Muestra de fe
Este año fue de gran alegría para la feligresía ver que la iglesia, plaza Bolívar y sus alrededores fueron remozados, para dar realce a las festividades religiosas y esto fue posible gracias a una expresión de devoción por parte del señor Luis Fernández León, su hijo Luis Manuel Fernández y su gran equipo de trabajo a cargo de Francisco León García, quienes juntos una vez más demostraron con hechos su disposición de siempre trabajar por el pueblo y su gente.
El párroco de la iglesia José Manuel Carreño comentó, que la devoción a San Mateo lleva a otros límites y eso llevó al corazón de muchos devotos a restaurar la iglesia por completo, “una restauración muy hermosa y no se contentaron solo con la iglesia, pues su agradecimiento era mayor, así que quisieron extenderlo a la plaza y renovar todos los espacios alrededor de la iglesia. Fue su corazón súper gradecido con Dios y con San Mateo”.
Y es que con esta acción la familia a su vez honraba a su madre Cleotilde León, cariñosamente conocida como La India, quien fuera organizadora de las fiestas y benefactora de la iglesia que transmitió este fervor a sus descendientes.
Pero la conmemoración de estos 309 años de despertar espiritual en el municipio, continuó hasta finalizar el día, con el momento más esperado por todos, como lo es la procesión de la imagen del patrono hacia la entrada del pueblo, tal como lo hicieron sus fundadores en medio de cantos y bailes, hasta devolverlo al templo donde fue recibido con fuegos artificiales, le cantaron nuevamente el cumpleaños feliz y los presentes recibieron sus bendiciones.